El pequeño palacio frito de Japón

Nos costó lograrlo con el Donkame Yoko, el localcito japonés de Bellavista dirigido por un papá (Yoko San) y su hija (Keiko). Siempre estaba repleto o cerrado, hasta que un día fuimos tipo 19:00 y pudimos hasta elegir mesa (de las 6 que hay).

Ahora ustedes se preguntarán por qué la gente le pone tanto color al Donkame Yoko. Es japonés real, ni si quiera hay sushi, la carta tiene puras cosas nuevas (para uno) y muchas son fritas.

Nos deleitamos con unas perfectas #gyosas hechas ahí mismo, tan suaves como sábanas de hotel caro, un pollo Karaage y un chancho Tonkatsu, que da un placer inmenso pronunciarlo “Tonkatsu”. Por favor háganlo. Es uno de los platos estrella del lugar. Y muy bien merecido.

El pollo era el más flojito, porque lo fríen sin sacarle el cuerito y sabemos que eso es un plus para muchos pero a nosotros nos da nervios.

Todo esto que les acabo de nombrar más dos estupendas gaseosas salió aproximadamente $18.000 pesos.

La otra maravilla de este lugar son los Teishoku, unas bandejas con compartimientos. Una comida completa: acompañamiento, salsa, sopa y arroz. Estos “Bento” sólo salen a la hora de almuerzo y cuestan $5.500.

Una advertencia sosí: el olor a comida, al igual que Rexona, te acompaña durante mucho rato más. No vayas entonces antes de la reunión más importante de tu vida o primera cita, a no ser que quieras que tu cita entienda al tiro como se viene la cosa contigo: bien frito.

Bellavista 0376, Santiago.

El pequeño palacio frito de Japón